AYER EL ERA MIO...
Ayer él era mío y yo era suya, amanecía siempre a mi lado...
y me besaba de los pies a la cabeza.
... Y despertaba pasiones en mí, y se abrían los poros de mi piel,
con sólo estar cerca de él.
Me sentía arder, en sus brazos, parecían ascuas de fuego su mirada,
y tanto lo deseaba, qué mis pechos, se alzaban a su voz
y repetían su nombre, una y mil veces.
Mis lunares besaba, y se estremecía mi cuerpo, al sentirlo cerca
y me sentía completa si estaba en sus brazos, era mi pasión, sentirlo mío!
y tenerlo sobre mi cuerpo, me alimentaba el espíritu.
Se excitaba mi boca con solo decir su nombre, de su boca mil besos me daba,
y me hacía su mujer... él era mi hombre y yo su mujer.
¡Decía, eres muy mía, yo decía, soy muy tuya!
¡Yo decía, eres muy mío y, yo soy siempre muy tuya!
Y el sudor de su piel caía copiosamente en mi cuerpo.
Amarlo era mi pasión, y todo mi deseo, nunca disfruté de un Amor así!!
y verme en sus ojos, era una obsesión, porque me enamoré locamente
de sus ojos oscuros, y de su mirada profunda y misteriosa.
...Y admiraba su gallardía, y varonil figura de hombre fuerte.
...Era un hombre que inspiraba todas mis fantasías,
él es, y será siempre mi poesía y mi fuente de inspiración.
Su voz sensual, ardiente y atrevida, era porque era muy provocativo.
Me hacia suya, con solo escuchar su voz, me envolvía en sus brazos.
Era mi fascinación y mi fantasía, yo lo poseía, todas las noches,
y me hacia sentirme en la gloria de sus deseos y pasiones.
Me llené de él tantas veces, con sólo pensarlo, lo hacia mío.
Difícil poder olvidarlo, era el amante de todos mis sueños.
En sus brazos me olvidaba de todo, porque él era mi todo.
yo no sabía de mí, porque perdía el juicio y la razón, en sus brazos.
No me importaba que el tiempo pasara, días, minutos y horas.
¡yo era suya y el era mío, y así estábamos completos!
cuando estábamos juntos, yo era su mujer y él, era mi hombre...
mis senos llenaba de besos y, en noches de pasión eramos uno solo,
y mi desnudez vestía de besos, de los pies a la cabeza.
Siempre estábamos juntos.
Despertamos pasiones para saber amarnos y tenernos,
por noches enteras éramos dueños, de la noche y de los días.
Escuché, sus mismas palabras, mil veces
¡Eres muy mía y, yo soy muy tuyo!
Un día se fue, por el camino por donde vino.
Me dejó soñando sueños, que ya no sueño.
Y ahora sigo soñando con él en mi lecho y muchas veces
lo siento en mis sueños y, despierto sudando, y huelo a él y tengo
en mis labios sus besos, es imposible olvidarlo, vive en mí!!
Sus ojos, fueron mi perdición, esos ojos, qué una vez fueron míos!!
¡Si hay olvido un día te olvidaré! Siempre tuya, siempre mío.
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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