Tumbado en mi butaca escucho música
o más bien la siento fluir por mi cerebro.
Cierro los ojos y dejo que la marea
sacuda mi vientre y atenace mi pecho,
que sus espumas iluminen mis pupilas
con sus húmedos brillos..
El corazón sigue tendiendo a cero
mientras el alma busca el infinito,
el péndulo se arrastra entre la niebla
y el llanto del cielo se vierte en mi ventana
Subo a la alcoba y aspiro tu perfume,
contemplo tu belleza tendida como un lienzo
en su lecho de almohadas,
escucho tus latidos
y mi cielo empieza a despejarse.
Enciendo mi portátil
y en la pantalla brilla tu mirada,
las tinieblas se escampan,
presiento tus pasos acariciar la escala
y tu calor desentela los cristales
¡Ya es primavera en esta casa!
porque tu luz me ilumina y me acaricia
cada vez que amaneces.