Anoche discutí con mi almohada, ella me decía que el amor como llega, también se acaba, me repetía una, y otra, y otra vez, como si fuese adsorbido todo lo que antes me había pasado, me gritaba tantas veces que el amor, en las grandes batallas siempre terminaba.
Yo le hablaba del amor de Romeo y Julieta, incluso el de Río y Tokio, del Profesor y Lisboa, el de Denver y Estocolmo, hasta le mencione el amor enfermizo de Berlín, un amor histórico, de esos que en cualquier dificultad el amor es un misil, el amor se vuelve glorioso y aguanta cada batalla.
Estuvo oyendo con atención, y yo continuaba hablándole del sentimiento que llegaba como si estuviese contándole de mis vivencias, de ese amor hermoso y hasta de los que en alguna vez fueron en su momento bellos, acabándose como todo en el camino, con un final, pero dejando un bonito recuerdo.
De nuevo me reprochaba de las lágrimas derramadas, y yo nuevamente le mencionaba que no hay amor si no hay llantos en la cara, el amor puede volverse como un papel o un pergamino, bien cuidado dura para siempre, mal cuidado puede disolverse. Anoche discutí con mi almohada, y esta noche la abrazare para que entienda que aún en el amor hay magia.
Henry Ruiz
06 DE DICIEMBRE 2021
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