Róbame el cielo
y mándame un poquito
de esa utopía.
Quiero ese campo
de azules y de arcángeles
con sus misterios.
Si los compartes
iremos a los sueños
y a las leyendas.
Estoy cansado,
te digo en un susurro,
te necesito.
Me duele el alma,
me digo con sonrojo,
sin que me veas.
Pero preciso
el verso de tus labios
y tus palabras.
Por eso ansío
que robes a los cielos
sus maravillas.
Seremos niños,
iremos de la mano,
hacia las nubes.
Y en el Olimpo
veremos a los dioses
de nuestras letras.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/09/21