Raúl Carreras

Principio y fin

El trino en la mañana,
fulgor que alumbra el día,
aullidos en la noche,
sombras que la liquidan.

Despiertas con el sol
que sobre el cielo brilla,
y duermes con la luna
que luce si es crecida.

Jardines florecidos,
de gama colorista,
se apagan en otoño,
queda la flor marchita.

La yerba verde y fresca
se mece con la brisa,
y en el invierno cruel
se consume aterida.

El fuego del amor,
la llama enardecida,
se extingue con la cera
que en humo la disipa.

El gesto de la cara,
que enciende una sonrisa,
se borra con la pena,
y el rictus desanima.

La pluma que en papel
en versos se desliza,
se seca de tristeza
y olvida toda rima.

Aquel rayo de luz
que marca la salida
de la caverna oscura,
sepulcro de la vida,

aquella luminaria,
faro que te ilumina,
se pierde en la negrura
y oculta toda guía.

Lo que eran al principio
motivos de alegría,
al fin quedan extintos
en muerte y en ceniza.