Un niño en su tierno afán
De ayudar la Mariposa,
Le ayudó a abrir el capullo,
Casi le cavó la fosa.
Pues es en el arduo empeño,
De romper sus ataduras,
Desarrolla las enzimas
Para alcanzar las alturas.
Así sucede con todo,
Lo que ha de ser liberado,
Es en el arduo ejercicio,
Que ves un cuerpo formado.
¿Más que pasa con el alma, Después de que has fracasado,
O que ultrajado/a fuiste,
Y no te has recuperado?
Entrega a Jesús tus penas,
Pues no hay terapia mejor,
Que al pie de la cruz descargues,
Tus penas y tú dolor.
Quizá al principio no notes,
Un cambio en mente ni cuerpo,
Pero creeme, ya estará hecho,
Equipado está tú huerto.
Para que veas florecer,
Ese Cambio qué buscabas,
Tampoco será fácil,
Serán largas las jornadas.
Cómo una niña al nacer,
Aún no puede dar a luz,
Pero trae lo necesario,
Así te equipa Jesús.
Con tú esfuerzo y con Su ayuda,
Él terminará su obra,
Sólo no tires la toalla,
Cuando entres en zozobra.
Los discípulos pensaron
Que ya nada pasaría,
Al verlo crucificado,
Más Él resucitaría.
Y fué mayor su sorpresa,
Cuándo con ellos comió
Hasta tocaron las llagas,
Y sus vidas transformó.
Así tú querido/a amigo/a,
Podrías ver transformación,
Y qué sea tú testimonio,.
Que fué por tú decisión.