Encuentra mi ser
flácido, fatigado
en la vereda
otoñal
o en la sierra
húmeda y lejana,
sólo, cerca de ti,
muy dentro de mí.
El sur y norte
recorro débil,
dejo escapar
el tenue sollozo,
ansiando tu luz,
tus livianos cuerpos.
Grito al aire
y vuelven sus ecos
de fuego, violentos,
porque no dan contigo.
Allá, ni en el fondo
del tarro, de copa,
de mujer ramera...
...banalidad ruin
que roba sin nutrir
el hueso, hígado, piel.
Allá donde quiera
que estés, yo iré.