Nació el niño...¿nació?
¿Dónde estará? ¿dónde?
Lo estuve buscando anoche
a las doce campanadas,
en los rostros, en las miradas,
en las sonrisas forzadas,
en los afectos fingidos...
pero el niño allí no estaba.
Y vagué sin rumbo fijo
por las calles y las plazas.
¿Dónde estás mi dulce niño?
Sin cesar me preguntaba.
Vi las luces de colores,
los adornos, las guirnaldas,
los regalos ostentosos...
pero el niño allí no estaba.
En el banco de una plaza
una madre que abrazaba
a su hijo envuelto en trapos,
con dulzura me observaba...
¿Comprendía esa mujer
mis angustias y mis lágrimas?
A los ojos del pequeño
dirige yo mi mirada...
¡Ay que paz, qué regocijo
y qué luz entró en mi alma!
En la humildad de ese niño
¡El hijo de Dios estaba!