No aparto de mi mente turbada
la fría y final mano de la Parca,
cual mi hado ha sido en la infancia,
el miedo de esta constante vagancia
y la certeza de mi vida triste y aciaga.
He conocido las dulzuras del alma
y las miserias abyectas y buscadas,
he visto morir cada esperanza creada
y expresado a Selene amargas cantatas...
Invocando a quien hoy es mi visita esperada.