Mí mundo no es éste mundo,
Mi aire no es mí oxígeno,
Mi Dios no es celestial,
Mi vida no es tan efímera.
Habito en un mundo en dónde lo más claro del agua, es saber que tan profunda y obscura puede ser,
Respiró un aire que golpea mi rostro con la fuerza misma de todos los caídos,
Mi Dios es más humano,
más cómo yo,
por qué solo así lograría entenderme,
Mi vida será muy larga,
Tan larga cómo las noches obscuras,
tristes y enfermas qué me acompañan.
Y al salir el primer rayo de sol siempre me digo... Lo logré,
Para después preguntarme ¿Para qué?
Lo más triste de mi funeral será que yo no estaré invitado,
Por qué moriré en éste mundo que no es mí mundo,
Pero alcanzaré la eternidad desdé mi propio mundo.