Qué bello es su habla. Cuando rompe el silencio. Navega solo en su tabla. Y nunca discute el precio. En la antigüedad había oradores. Que despertaban el alma. Había también cómplices confesores. Que rompían toda la calma. De tu voz me enamoro. Tú nunca me hinotiza. Tú vales más que el oro. Esa mujer profetiza. Su voz destaca en el coro. Ella es sincera y castiza.