Cuando mágicos pensamientos vuelan,
hacia mi más recóndita conciencia,
halos de fantasía me consuelan,
oyendo sones de amor con cadencia.
Un bello resplandor envuelve mi alma,
es el hogar de todas esperanzas,
sus paredes son muros de la calma,
y los muebles, pilar de mi confianza.
Ese confort agradable que siento
que me ayuda dulcemente a evadirme,
que disfruto tanto en cada momento,
que olvida aquel instante que debo irme.
Ese hechicero hogar al que tanto amo,
que me ha entregado su mágica llave,
que abre su puerta cuando la reclamo
para anidar en él como una huida ave.
José Antonio Artés