En la escalera
hay unos caracoles
que van subiendo.
Son muy pequeños
y por la barandilla
suben despacio.
Detrás de ellos
asoman unas rosas
hasta tu mano.
Tú te sorprendes,
no esperas estas flores
y me sonríes.
Dices que \"gracias\"
que pase y te acompañe
en la salita.
Atrás se quedan
cargando con su casa,
los caracoles.
Tomo una rosa,
la llevo hasta tu pelo
y te la pongo.
Te queda bien.
Te miro y te lo digo.
Luego te beso.
En la escalera
quedaron los recelos
y tantas dudas.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/09/21