Tal vez, yo solo sueño
y tú, tú tan sólo te sustentes
en un sueño que late,
que vive sin presente.
Yo, quizá viva en otro mundo,
en los lugares, que sienten
por ende la cordura, el tacto,
donde las brisas se pierden.
Tú amas como los latidos
que inconscientes perpetúan,
a un corazón ya inerte
que la vida procura.
Yo amo sin corazón,
tampoco es un pecho vacío,
yo no necesito motores
que me ardan en el estío.
Tú amas conforme, ¡asientes!
tus caricias son viento que va
y que viene, ¡compasión!
pero yo amo aunque la muerte
me lleve.
Tú hablas de para siempre,
de dudosas eternidades, y yo,
yo vivo amarrado a un día,
a un día sin finales.
Tus castillos son fortines
que sutil el viento abate,
yo, no tengo ni siquiera citaras
con los que ese viento acabe.
Tú tienes un mundo, una flor,
yo, ¡no tengo nada!
ni espinas ni rosal
ni abrazos en la madrugada.
Tú, procuras palabras que
el levante no alcanza
a relegar, tú tienes una llanura,
tú crees conocer la verdad,
hablas de tiempos y eternidades,
tú ignoras el final,
pero yo, yo no creo en caminantes
yo sí sé como amar...