EHUR OHR

Poema a un amor eterno...

De su amor inquebrantable,

de aquella angustia lacerante,

con aquel dolor indefinible…

mi poema fragmentado se apagó,

cual herida penetrante traspasó,

y la esperanza agonizante… suspendida …

con mi fe desconsolada…expiró.

 

Aún percibo la amargura de aquel día,

los recuerdos despiadados… acechando.

emociones tormentosas…asediando,

un silencio indescriptible que envolvía,

un jarrón de rosas muertas,

y una espera desahuciada, desesperada,

que sin piedad nos separó.

 

No he podido superar ese momento,

no fue fácil encontrar un desahogo.

Me escapé con mi nostalgia,

me oculté de mi contexto;

comprendí que no podía detenerte,

me di cuenta horrorizado que era cierta tu partida sin regreso,

 y lloré amargamente.

Me sentí como muriendo a lado tuyo,

abrazado a tu retrato.

Pero el tiempo siempre cruel me fue ahogando en todos lados.

Desistí de este insondable sentimiento,

y traté de conformarme y contemplarte desde lejos,

me convertí en un ermitaño...

en un extraño solitario.

 

Intenté arrancarte del olvido…

y así borrar lo sucedido,

más la pena sigue viva…

está vigente… permanente,

inconsciente…está latente,

y me devuelve casi siempre al escenario…

al que he sido esclavizado.

 

Así voy… divagando en esa senda de penurias,

apegado a tu añoranza,

aferrado a la luz de tus pupilas…que me guían todavía.

Remembranzas que hacen daño …

pero en algo me serenan.

Es la fuerza de tu amor que está vigente...y me protege,

me alimenta, me reanima.

Es la lucha inevitable entre dos causas,

la hermosura de tu vida... la tragedia de tu muerte.

 

No sé cómo evadir las consecuencias,

he querido asimilarlo,

y entender que sigue intacto nuestro inmenso sentimiento,

concebir que nuestro amor fue para siempre,

en la vida y en la muerte.

 

Derrotado en soledad… meditando mi existencia,

me di cuenta de repente

que ese lazo que nos une está más fuerte…más que antes.

 

No te he visto y te presiento,

no te escucho y me consuelas,

me he portado indiferente y me perdonas,

y me miras desde tu aura,

tu infinito se hace mío,

nos hacemos compañía,

nos contamos esta historia…

en ese abrazo imaginario,

en ese beso a lo perpetuo.

 

Me refugio en tu regazo,

en un suspiro que me asalta.

 

Quiero verte…

acariciarte,

solo espero reencontrarnos,

y que ese encuentro ya no sea doloroso.

 

Han pasado muchos años,

mi niñez y juventud naufragaron tristemente,

y he llegado hasta pensar que te he olvidado,

pero siento que tu paz me reconstruye el corazón despedazado.

La ternura vencerá a la aflicción,

tu sonrisa brillará,

y yo también festejare esta alegría,

dejaré arrinconada a la tristeza,

y a estas ganas de llorar inconsolables,

y en un canto de sereno… contaré que mi amor te sigue fiel…

como cuando… tú te fuiste al infinito,

ese instante inesperado en que volaste a tu cielo.

Pero un día …no lejano…volveremos a estar juntos...para siempre.