Si Perita lleva en su magia trascendental: amor. Cuando en el alma de Perita se vió marcada por un frío adyacente en la luz, cuando en el alma se vé exagerando, y, Perita ¿perdió a Ruíz?, pues, no y sí, sino que no lo vé más sino que habla con él, a través del bombillo de luz. Y, ¿cómo lo logra?, pues, mediante conversaciones y entre voces muertas que por delante de todo, se vé inmensamente majestuosa a la cadencia de entablar una conversación con Ruíz. Cuando la verdad se vió petrificado entre la luz y esa voz que le habla desde quizás de ultratumba, porque en realidad Perita lleva más de un siglo insertada como una perita en el bombillo de luz. Pues, su labor le permitió respirar el arte de ver y de observar todo, pero, a través, de la luz. Y quiso ser como un ave y poder volar lejos hacia la misma inmensidad o la misma eternidad en que viajó por el tiempo, por la eternidad, por lo infinito y a través del mismo tiempo y más de un siglo en la misma luz. Y quiso Perita en ser como el mismo imperio soslayando de fríos y de álgido tiempo, cuando sus lágrimas no las podía ni ver ni sentir, pero, sí, volvió a ver a Ruíz, y su felicidad se llenó de tiempo, y de un vacío inerte, cuando en el instante se llenó de iras y de insolvencias autónomas de creer en su propia alma muerta, buscando un sólo deseo y una buena suerte. Porque cuando en el alma pidió exonerar la piel de fríos muertos, y quiso ser amada, pues, se pierde Ruíz, en el bombillo de luz, otra vez. Cuando en el alma se vé y se siente fríamente inerte y sin acostumbrar el deseo se volvió inocuo y trascendental, y todo porque Perita se acostumbró a desear la vida como la misma muerte a la misma vez. Y extrayendo el fuego de la luz se vió Perita, sucumbiendo en un sólo trance a la verdad de creer en el deseo y en la mala suerte. Y Perita en la luz siguiendo y persiguiendo a Ruíz, como algo muy anormal, pero, sobrenatural. Cuando en su alma vuela lejos de allí mismo, cuando en su alma quedó como toda luz y era su alma que exageraba con demasiada razón. Cuando en el tiempo y en el altercado frío se siente como tan suave y delicada como un pasaje de ida, pero, sin regreso autónomo de creer en el mal deseo de dar con el alma a fuego lento, sí, en el bombillo de luz. Cuando, al fin y al cabo, se vió horrorizada de un espanto cuando en su alma quedó tan fría como el mismo imperio sosegado de tiempo y por una cruz devastada fríamente de un sólo un mal deseo, porque cuando en el alba quedó su insistencia fija se vió su alma congelada de un sólo espanto cuando cree en la perfección del amor de Ruíz. Si en su alma quedó como el grito en silencio automatizando la espera y tan inesperada de creer en el embate de dar con el silbido en su oír, cuando ella con sus ojos verdes pera quedó como la gema de un peridoto, pero, en el comienzo de un sólo todo se vuelve trascendental, como la misma fuerza en decir que ama a Ruíz. Cuando en su alma un sólo deseo en desear caer en el deterioro de su alma en el bombillo de luz, perdió, otra vez, a Ruíz, cuando en el sol alumbró con tantas fuerzas en el bombillo de luz, si en el inicio en perseguir un sólo trance se vió imperfecta, delicada, y tenue y sintiendo el desenlace frío se sabe que lo nefasto del tiempo se debió de creer en el desierto mágico. Si se siente como el frío o como el mismo instante en que se cree una sola solución en saber de su temple o en el ocaso vivo de dar con la salida hacia el mismo misterio de luz sintiendo el suave amargo del sabor en su solo instinto. Cuando Perita siente de que había sido huérfana de luz, quedó sin sospechar en el alma queriendo amarrar el desastre en querer entregar el alma a Ruíz. Y Ruíz casi sin saber nada y sin sospechar de que el tiempo se hace como nace el deseo de converger en el alma muerta como ser un frío fantasma y más en la luz casi fuertemente débil. Y se fue Perita por el rumbo sin dirección y sin más fuerzas que la de triunfar en el camino sin un cruel destino. Porque cuando en el instante en que Perita pierde a Ruíz, gana un instante en que se siente como el querer amarrar el alma de Ruíz al bombillo de luz, y ni aún así puede ni lo logra Perita. Y Perita con ojos de pera y de un peridoto, en su mirar quedó como la misma soledad en que quiso ser como la lluvia en que el camino entristeció de espantos nocturnos, cuando en el juego del amor quedó como el juego del azar. Cuando en el alma de Perita sucumbió en un sólo trance imperfecto de dar con la mala ilusión en decidir en el alma muerta de Perita. Y Perita viajando en el bombillo a través de la luz, sí siguiendo y persiguiendo a Ruíz y hablando con su alma destrozando el alma, y sabiendo que el desenlace se siente como el suave final. Cuando Perita se siente sin calma exagerada y sin más que la vida en el tiempo y sin el sol en la noche vestida de un nácar blanco en el alma de Perita como esa luna que le alumbra lejos y de allí mismo. Cuando en el alma de creer en el alma desierta como el ir y volver lejos se llenó de iras trascendentales como el pasar lejos del mismo universo. Cuando en el alma devastada de Perita creer en el alma mágica si ella se siente como el mismo correr en el cortocircuito. Si Ruíz se vió automatizando la espera trascendental como un viaje universal por las estrellas y por la magia de la vida misma. Cuando el amanecer quedó como el mismo mal tiempo en que no sale el sol sino la lluvia empapando hasta el alma tomando la vida de un pasaje vivido. Cuando el alma de Perita se ofreció como el desafío frío de converger en el alma una sola silueta de entrever el mal deseo en querer amarrar hasta su propia alma a la silueta en que se siente como el mismo frío.
Continuará……………………………………………………………………………………………