Y la Quena sonaba con notas de tristezas
y el Violín lloraba las notas de ella
porque el Piano pulsaba su propia melodía
al rasguear la Guitarra su hermosa canción.
Y el mar le pedía un atardecer al cielo
para que la Luna tuviera el amor de las estrellas,
y poder ser al instante en un mismo momento
una palabra, un verso, ... o un poema.