Y pues en mi nocturna paz
emerge con maldad el sueño;
sueños sin duda que quizás
perturben cada día más
mi vida con feroz empeño.
Y luego cuando estoy despierto...
me atormenta la madrugada;
no sé si estoy vivo o estoy muerto
¡cuando abro mis ojos! o en cada
pensamiento en el ¡cruel desierto!
solitario de mi almohada.