Seguro caminaste como vuela un niño
por un jardín. Tal vez cabalgaste la ola
en la playa del tiempo, cuando solíamos ver el alcatraz del ocaso.
¿Pero me extrañaste?
¿Te dibujó en los labios al voltear la rueca
una sonrisa tierna?
No, no respondas, porque de todos modos soy tuya,
siempre lo fui.
Hasta cuando éramos vivos.
Dialicex