Porque Perita se siente como la suave seda en el bombillo de luz, aunque pueda ser contradictorio porque su esencia perfila más fuerzas que nunca. Aunque a la verdad ella siente el desafío inocuo de entrever en el mismo instante en que llueve en esa noche clandestina de una sola soledad llamando a ver el desconcierto vivo en creer en el alma a toda costa de dar con la única solución y con la única verdad de que está en plena soledad y sin más nada que sin Ruíz. Si en verdad, Ruíz no existe ni Perita tampoco. Porque cuando en el trance de la verdad se hizo certeza y magia, cuando a la verdad de una mentira se vió tristemente cuando se enteró de que Ruíz no existe, pues, en el alma de Perita exagera en un instinto tan suave y delicado. Cuando el alma de Perita sólo quería tener y poseer fuerzas para enamorarse de Ruíz, otro fantasma más en el bombillo de luz. Porque cuando en el alma brilló una esperanza de esas en que sólo el deseo cumplió lo prometido y en la espera y tan inesperada quiso ser como el buen cumplido. Cuando en el trance de la verdad, Perita se vió formando un sólo juego al azar. Si en el sol de Perita vió esa luz en el mismo cielo, pero, le cegó los ojos cuando le alumbró los ojos de luz, de tiempo y de penumbras soslayando solamente en una sola sombra como el mismo tiempo. Cuando Perita guardó el temor y la ansiedad si tiene como una misma soledad en que quedó como el mismo sol, en que se posee en el alma toda verdad, pero, inocua. Y destrozando el alma en una sola verdad en su mundo se siente como un sólo impoluto cielo dentro del mismo instante se cuece como la misma soledad. Cuando Perita guardó el instante en que ella ganó el comienzo de dar con la verdad de creer en el alma a ciegas, buscando una sola verdad de dar con el cinismo en la misma luz, cuando dentro del delirio se sintió como el mismo imperio sosegado. Cuando el alma se siente como el mismo desastre de creer en el alma de Perita exagerando como un cometa de luz en el mismo bombillo de luz. Cuando en el ademán frío se dió lo mismo en creer en el mismo instinto en que se siente como el mismo desafío inerte de creer en el alma viva de dar con el mismo instante de creer en el juego del azar. Y destrozando el alma de converger en el alma dejando un sólo inerte desastre de creer en el alma a ciegas de dar con el alma en creer en el trance de la verdad. Porque todo es como el mismo desastre en dar lo más efímero de dar con el alma muerta de Perita hacia el mismo rencor de la vida misma. Y destruyendo la manera de creer en el alma desnuda de dar con el alma fría y tan álgida si en el alma de Perita y con sus ojos de color verde como la pera o como el peridoto, cuando en el alma de Perita se fue como el fuego por delante de una magia universal. Cuando en el bombillo de luz, se vió forzada a embriagar la luz de un fuego clandestino cuando en el trance de la verdad se fue por donde se vá el instinto. Y sosegada por una luz clandestina de entrever el silencio amando lo que conlleva una desilusión a viva voz muerta y por un grito tan sosegado, porque cuando el alma de Perita se fue por donde se siente la luz, se torna desesperadamente trascendental. Si fue como embriagar la luz por donde se siente el deseo de envenenar la misma mala suerte de creer en el trance de la verdad, y queriendo amarrar el mal deseo de creer en el convite de la verdad. Cuando en el deseo se vió como el desastre de dar con el instinto de dar con el mismo instante de creer en el alma sosegada de espantos nocturnos, cuando en el trance de lo imperfecto se vió como el mismo juego del azar. Cuando el alma de Perita se vió petrificada por dar una mala ilusión de creer en el amor sin pasión y sin más que el dolor, de creer en el trance perfecto de dar con la única solución, de dar con la verdad y tan única como poder dar una salida hacia el mismo instinto en que el silencio se debate con una sola sonrisa a cualquier trance de la misma verdad. Porque el alma de Perita se sintió en el aire, cuando entró por la ventana en la habitación de Ruíz, ella calla como calla una dulce doncella. Cuando el alma de Perita con el silencio autónomo con la verdad en el desierto mágico se vió como la tranquilidad de creer en el alma de dar con el alma muerta y a viva voz de Ruíz si se dió lo más crudo de la realidad. Cuando el alma de Perita se dió lo más crudo de una sola verdad en que el delirio autónomo de dar con el silencio se sintió como tan delicada la vida. Porque el alma de Perita se abrió como los pétalos de una rosa cuando su alma entristeció con el alma en una sola verdad. Y creyendo en el mundo de Perita como una perita en la luz, se intensificó como la vez aquella en que se fueron las fuerzas de creer en el alma devastada de un frío inerte como fue amar sin más que el sentimiento muerto y en la luz. Cuando en el juego del azar Perita juega un juego del alma fría cuando el alma álgida y como un momento frío dentro del aire sucumbiendo en un sólo trance se dió como el más inmenso de dar con el juego del azar, si el alma se sintió como un juego en el alma obteniendo un sólo desastre de dar en el alma una verdad. Si dentro del alma se siente como el mismo instante en que se cuece la pura verdad de dar con el alma a cuestas de la sola razón. Cuando el alma se siente como la vez aquella de dar con el silencio automatizando la ira insolvente de creer con el alma a cuestas de la verdad y tan sincera de dar con el alma fría. Si cuando Perita fue y será como un fantasma por más de un siglo, y en su alma y en su querer amarrar el deseo se vió atormentada de espera y tan inesperada de un sólo espanto cuando se cree en el delirio muerto de dar con el silencio automatizando la vida y el tiempo. Cuando en el ocaso vivo se dió como el cumplido de querer amar a Ruíz, y en contra de todo y en contra de la nada del olvido. Porque cuando en el delirio efímero se vé el desafío de Perita en hacer creer que su presencia se edifica en saber de que su mundo cae como cae la lluvia a su alrededor. Porque a la verdad se edificó la trascendencia autónoma de dar con el silencio de un alma muerta en el bombillo de luz, cuando en el altercado frío y demostrando lo que converge en el ademán tan frío como el alma muerta por un ingrato dolor. Cuando en el alma de Perita sucumbió en un sólo trance edificando el tormento de creer en el amor pasajero, pero, no tan trascendental como una hoja al viento. Cuando en su afán correcto de creer en el amor, si quedó como el mismo desenlace en querer amar a Ruíz. Y Perita como una gran e inmensa perita en la luz, quedó como una luz verde entre sus ojazos verdes y entre la gema de un peridoto, entre el alma fría convirtiendo lo que más quiso en el alma, cuando en su alma se vió lo que jamás, un alma devastada por el tiempo, y más que eso por la luz universal del cielo y del universo. Porque cuando en la alborada se intensificó el fuego clandestino en querer amarrar el deseo en converger en el trance de la verdad se aferró el alma en el único bombillo de luz. Cuando en el alma de Perita se vió aferrada y aterrada al desastre de creer en el amor de Ruíz, si Perita lo perdió en el bombillo de luz, cuando en el alma de Ruíz se sintió como el mismo desastre de creer en el alma devastada como el mismo desenlace de dar con el alma fría como el mismo instante en creer en la alborada cuando pierde a Ruíz en el bombillo de luz. Y Perita con esos ojazos verdes de pera y de una gema en peridoto se vió aterrada de defectos y de incorrecciones dada cuando en el bombillo de luz yá está Ruíz. Y Perita muy feliz, pero, no, ni Perita ni Ruíz son visibles ni existentes sino que son dos almas de luz que buscan enamorarse y Perita con sus ojazos como el verde de la pera y como la gema del peridoto mira a Ruíz, desde el otro lado del mundo, desde occidente y Ruíz desde oriente le expresa un sólo -“te amo”-, a esos ojos de peridoto y era Perita que había hallado el amor en el bombillo de luz si era el alma de un fantasma.
FIN