Te espero hijo mío como si fueras un tesoro,
Te espero querubín como si fueras de oro,
Pronto llegará quien de luz llenará mi vida,
Te imagino mi pequeño rozagante y fresco,
Lindo, con ojos esmeralda y boquita de grana,
Me muero por las ganas de tenerte conmigo,
Abrazarte con dulzura y llenarte de besos,
Acurrucarte en mis brazos con caricias y amor,
Para ser en tu vida, más que tu padre, un pastor,
Sabes hijo, regalo de Dios, que no te faltará nada.
Que tu llanto será mi llanto, tu risa, mi risa.
Y se, que desde ya mi nene, me llenarás de vida,
de alegría, de fuerzas, para poder criarte.
Vida mía y anhelo mío, te espero con ansia,
Con gran expectación,
porque más que una melodía,
serás una canción.