Josefina Barreto

SAMARITANA

SAMARITANA

 

Quiero ser para ti la mujer de Samaria

quien te brinde el reposo que requiera tu alma;

tomarás de mi pozo agua límpida y clara

y -como una paloma- haré nido en tu cama.

 

Limpiaré tus heridas con aceite y con lágrimas;

tapizaré de alfombras de púrpura y de lana

donde tu pie descanse, donde encienda la llama

que consuma mi cuerpo junto al tuyo, extasiada.

 

Quiero ser el oasis donde encuentres la calma

del cansado vaivén de la vida cotidiana.

Perfumaré de incienso la rosada mañana;

como ofrenda, mis besos, dormirán en tu almohada.

 

Será mi cuerpo el cántaro donde beban tus ansias;

bailarán en mi vientre tus deseos y las palmas

de tus manos, ardientes, bajarán por mi espalda

en preludio divino de la dicha esperada.

 

Y en aquellas arenas del desierto, doradas

bajo el sol refulgente de una tierra sagrada,

por la gracia divina del amor –necesaria-

yo seré para ti, la mujer de Samaria.