Cae la tarde…detrás del horizonte,
se viene la noche…con su túnica purpura,
invaden las sombras…se rinde el ocaso,
en la playa las olas se recogen…baja la marea,
el sol se esconde.
Los transeúntes desaparecen,
circunda un murmullo de calma…
que presagia silencio,
se prenden las farolas…
se alumbran los portales,
las calles vacías…desoladas…
se tiñen de luz y penumbra,
en el ambiente se respira a nostalgia,
y detrás de las ventanas…las siluetas se mueven,
dando vida a un mundo diferente.
Se siente un aroma a recuerdo,
el perfume a melancolía se percibe,
y en el cielo…se pintan intermitentes las estrellas,
la luna vigila detrás de la bruma,
y la ciudad poco a poco se pone soñolienta,
duermen los niños y los ancianos,
y se oyen distantes ladridos de perros,
los gatos trastrabillan sobre los tejados…
y estos maúllan románticamente.
Las aves guardadas sobre los aleros…
parpadean ante los ruidos extraños.
Y todo es quietud…se hace sosiego,
ya todos descansan.
Ya cayó la tarde… irrumpió la noche,
se tiñó el paisaje de un matiz menguado…
que va contagiando con su pasional tristeza.
Y yo en mi alcoba…
escucho la radio…
viejas melodías me ponen sensible…
antiguas baladas que cuentan historias…
de amores frustrados,
y yo las hago mías…
me traen recuerdos…de cuando era joven,
cuando aún creía…en aquellos sueños,
y deliberaba con sana inocencia…
estaba seguro que el amor existe,
que el amor eterno… no era leyenda,
que amar con delirio… era cotidiano,
y que morir de amor no era nada extraño.
Nada era verdad...
todo fue un engaño,
ahora sigo solo… solo y apartado…
contemplando la noche… desde mi ventana…
escucho la radio.
No morí de amor…ni tampoco ella,
no desfallecí cuando se marchó.
Cuando me dejó yo seguí sin ella.
Nada se detuvo…
y continúe mi rumbo.
Esta fue la historia…
de otro amor frustrado…
que quedó suspenso…
y acabó en silencio.