No habías alcanzado a decirme tu nombre
cuando ya mediaba entre los dos un beso
que suceso
que hecatombe
que dulce y que salobre.
Tampoco te pedí tus señas
donde ubicarte donde llamarte
habías desaparecido como por obra de arte.
Aún mi boca se empeña en buscar ese sabor sin nombre
que prometía caricias delicias en un lecho cualquiera quien sabe donde.
Mucho tiempo pasó antes de olvidar aquel beso
poco fue lo que entregamos
para enceder este fuego
al menos en mi horizonte.
Que vaga dentro de mi
como algo parecido a un sueño.
Ese beso que nos dimos
y ese que apagamos
fue como el epicentro
de un camino sin regreso.