Un árbol ha caído
mi furia la tumbó
sin medir que alcanzaría
romper mi corazón.
Sus luces se apagaron
aves y duendes ahuyentó
lágrimas y sollozos aparecieron
como nueva sombra de su declinación.
Tal vez las lágrimas de mi sandez
al tocón del árbol desdeñado
puedan hacer surgir un vástago de ilusión
de volver a la sombra de amor añorado.