Kapirutxo

Urbasa y Urederra (3ªparte y conclusión)

De Amescoa se esta alejando;

es su madre y no le apura.

Lo hace triste, sollozando

por dejar tanta hermosura

y cuando estalla en el llanto

riega los chopos de Intzura.

 Ahora no está para cantos;

se aproxima la angostura.



Tuvo penas, horas muertas

y también sus estrecheces.

Valdeallín le abre sus puertas

porque el joven lo merece.

 

Por Valdeallín se pasea

satisfecho de su suerte.

La orilla le piropea:

-¡Eres mozo,  guapo y fuerte!

Lokitz se ha fijado en él,

Larraintza  también le observa

y se enamoran al ver

como acaricia la hierba..



Ya las peñas de San Fausto

a Belástegui se arriman

y lo quieren encerrar

pero el mozo no se achica.

Rodando va a dibujar

la madurez de su vida

y en Bellín puede encontrar

mayor  amplitud de miras.



-Yo aportaré mi frescura,

mi color, mi juventud.

-Yo, mi nombre, mi finura,

mi experiencia y mi virtud.

No dejan de conversar

el Ega y el Urederra

porque acaban de forjar

una amistad verdadera.

¡Lo tienen que celebrar!

¡Juntos bajarán a Estella!



Juntos bajarán a Estella

a gastar de su caudal,

aunque el Ega ya se queja

de que lo quieren mermar.

Cada año llueve menos

y el sol les calienta más.

Juntos bajarán a Estella.

porque aun pueden bajar.



Al Urederra expresé

cariño y admiración.

Con un susurro noté

que entraba en conversación.

Algo así yo le escuché

porque en su idioma me habló:

 

-Que me adoren no es mi fe,

ni ser causa de pasión;

respeto quiero tener

y si me miman, mejor.

Lo mismo que hagáis conmigo

haced con todos los ríos.

Que miméis tambien os pido

a quien me dio la belleza,

que tambien es vuestra madre:

¡La Madre Naturaleza!