Selu_

Crónicas de un soñador poco cuerdo

Me desvela un extraño tic tac de fondo

como si las agujas vivieran desgranándose en el tiempo.

Aquí lo cuerdo son las noticias que se pueden leer en las paredes.

Artículos diversos con los que han forrado el corcho.

Y allí lo vi al fondo

lamiendo el cristal de una ventana dibujada.

Cojo el boli y observo

cómo me rehúyen las historias que eran tan amigas.

“No me importa si la vida me condena al fuego eterno”. 

- Me dijo mi compañera,

Una mosca que me enseñaría cómo escapar.

“Lo que no soporto es el frío constante de este lugar,

Y si en ti está el infierno, entonces, hazme arder”…  

- Le respondí.

Le pregunté su nombre.

Imaginación me dijo ser.

Mientras babeaba dormido en una esquina,

apareció mi psiquiatra,

a la vez que podía oír cómo los objetos se burlaban de mí.

Sin embargo,

se apoderó de mi un fuerte dolor abdominal.

Me crujían las tripas,

eras como si un regimiento de arañas psicópatas

se hubiesen aliado para destruirme mientras mi mente se volvía suicida.

Es imposible escapar de aquí.

No hay luz, tampoco ventanas,

es como si estuviese metido en un diminuto cubo

en medio de todo un desierto.

Como una pequeña burbuja tras la respiración de un pez

flotando entre tanta tranquilidad repetida del océano.

Y me vi en cuestión de una milésima de segundo

descolgándome de unas trenzas que parecían cuerdas.

Abajo un unicornio jugaba una partida al tute

con una bandada de avispas,

mientras al fondo se escuchaba una ópera.

Al llegar abajo me golpeé y quedé inconsciente.

Desperté en mi cama con un libro en la mano.

Una versión un tanto distorsionada

de las crónicas de Narnia.