Sueños de mi niñez lejana
viven dentro de mí, en mi vejez.
Cuando llegué a la mayoría de edad,
olvidé soñar como lo hacía cuando era niño.
El tiempo ha pasado factura a mi cuerpo
y mi pobre columna vertebral se dobló.
La nieve y el hielo de años pasados
han congelado mi cabello dejándolo blanco.
Los hermosos surcos del tiempo
han arrugado mi rostro.
Pero, sin embargo, en mis sueños
todavía monto ese unicornio de mi infancia.
Saltando de montaña en montaña,
mucho más allá del arcoíris más lejano.
Ojalá cuando llegue a la mitad de mi camino
¡al otro lado!,
siendo guiado a la luna.
Y luego \"la luna\" ya siendo mi amiga,
ella me presentará a todas las estrellas.
Esperaré pacientemente, que tarde o temprano
cuando sea digno de confianza entre ellas,
me presentarán a mi bendito creador.
Sueños de mi niñez lejana
viven dentro de mí, en mi vejez.
Cuando esté ante el Todopoderoso,
¿Qué es lo qué quiero preguntarle a él?
Quiero saber más sobre el amor,
lo mismo que siento en lo más profundo de mi corazón.
No solo eso,
quiero pedirle a él, que este maravilloso sentimiento,
nunca se aleje de mí.
Porque todos estos sentimientos,
me dejan una abrumadora alegría.
Nunca quiero perder estos sueños
desde mi niñez hasta mi vejez.
Quiero pedirle a Dios
que estos sueños se queden conmigo hasta mi final,
Porque estos sueños me han llevado
al camino del verdadero amor.
Los sueños de mi niñez
siguen siendo verdaderos incluso en mi vejez.