Si tu sueño ha quedado con su ruta truncada,
si el destino se opuso que llegaras al cielo;
si la vida y su senda, con espinas cercada,
ha llenado tus horas de fatal desconsuelo.
Que la pena indolente, con su daga afilada,
el amor la extermine, prosiguiendo tu vuelo;
ya que tu alma sublime, de ternura bordada,
es la nota perfecta de sutil violoncelo.
En tus ojos se nota su estupenda armonía
del vaivén primoroso de romántico arpegio;
del poema que nace con la rima ferviente.
¡Y por ello te brindo la febril sinfonía
que te ofrece cascadas del amor mas egregio;
con acorde celeste de mi canto impaciente!
Autor: Aníbal Rodríguez.