José Luis Barrientos León

Anhelo de ingenuidad

 

A lo lejos la neblina que cubre la montaña

Como pretexto para volver, al lugar de mis ancestros

Y descubrir a plenitud el alma que llevo dentro.

Vivir junto al río hasta que las palabras no salgan de mi boca

Y el amar sea su arrullo y la frescura de sus aguas

 

Quisiera que mis labios recitaran recuerdos, de caminos y jardines

De aquellos días de mañanas húmedas y tardes en silencio

En que recostado al árbol soñaba con trozos de felicidad

Con ángeles iluminados y Hadas entre jazmines

 

Aún quedan fragmentos de ternura en mis huesos oxidados

En la lápida del niño que vio partir su inocencia

Para dar paso al hombre en su templo de egoísmo

Añorando los claveles, las dalias y crisantemos

 

A lo lejos la neblina del tiempo que cubre mis memorias

El nombre de la muchacha que se fue el primer amor

Con sus párpados cerrados para desabrochar la blusa

Y sentir en su pecho la suavidad del latido

 

Quisiera que mis labios no invocaran imágenes

Que mis manos en las sombras alcanzarán los destellos

De la luna que se asoma extinguiendo la oscuridad

Dejando su testimonio en lo que fue por siempre

En lo que por siempre será

 

Una piedra en el camino recubierta de soledad

Una flor a la vera envuelta en fragilidad

Un árbol que me espera revestido de bondad

Un río que susurra su canto de ingenuidad         

Una mariposa que revolotea inspirando tranquilidad

Y la amada que me espera para la entrega en libertad