De lava ardiente es tu boca
Que esculpe de llamas mi cuerpo
Las lagrimas se convierten en cenizas
Y el humo va disipando los recuerdos
Ya no puedo mirar tus ojos ígneos
Ni desprender el hastío de las cosas
El cigarro entre tus labios duerme abrazado de un rojo sangriento
Y ahí se quedará porque no le molesta soñar con incendios.