Si los días se cubrieran de terrible oscuridad,
y mis ojos no pudieran contemplar la bella flor;
a travez de tu mirada, miraría su esplendor,
pues tendría de tus ojos, su visión y su beldad.
Muchas veces me repito, lleno de serenidad;
que poseo de tu encanto su divino resplandor
si los días se cubrieran de terrible oscuridad,
y mis ojos no pudieran contemplar la bella flor.
Si mi vista ya cansada, perdiera capacidad,
y del cielo no pudiera presenciar su gran fulgor;
ni del mirlo disfrutara, su plumaje y su color;
tu serías mis retinas por toda la eternidad,
si los días se cubrieran de terrible oscuridad.
Autor: Aníbal Rodríguez.