Mis pies ya no me obedecen
a seguir tus huellas,
mi cuerpo está cansado de buscarte,
ya no encuentro en donde sostenerme,
ya no encuentro en donde refugiarme.
El frondoso árbol que su sombra diera,
sus brazos sin savia se han secado,
se ausentaron los pájaros del nido,
ellos también se cansaron de esperarte,
se fueron a buscar otro destino.
Afligida voy sola por la vida,
arrastrando una pena que es muy mía,
es una pena que no ha sido compartida.
Tú te fuiste dejándome una herida,
que a pesar del tiempo transcurrido,
aún no cicatriza, vida mía.
Hoy voy triste pensativa,
mirando palidecer la tarde,
mirando ocultarse el sol en el ocaso,
el frío arrecia y no hay cobijo,
se humedecen mis ojos del hastío,
una lágrima fría cercena mi pupila,
el dolor que sale de mi pecho,
tiene el mismo filo de un cuchillo.
Nunca he de encontrarte,
me lo dice muy claro tu silencio,
tendré que aprender
a vivir sin pronunciarte.
Aunque mi alma viva fatigada,
ya no te buscaré más en la distancia,
aunque mi corazón ya no palpite,
he de saber que tengo que olvidarte.
La vida se hace corta
y ya no tengo más tiempo pa buscarte,
la soledad sale presurosa,
ya no habitará mas mi parcela,
ha llegado otro amor con una rosa,
le doy la bienvenida presuntuosa
y dejo que se quede aquí en mi pecho,
ocupando mi alma y mi morada.
Felina