Si ustedes supieran…
cuantas veces me he sentido agonizar,
extenuado… sin ganas de seguir,
me he sentido sucumbir…
vencido…humillado… sin esperanzas.
Si supieran ustedes…
cuantas veces me deje vencer de la nostalgia,
y vi mis fuerzas desfallecer…
sin ningún motivo que me anime a continuar.
Cuantas veces abandone la fe…
me llené de dudas…
y me deje esclavizar del miedo.
Si supieran como lloré…
amargamente lloré…
como una tormenta de lágrimas…
como una tempestad de penas,
con una impotencia abismal…
con un sentimiento de frustración total.
Me guarde en el dolor,
me encerré en mi angustia,
y así me deje arremeter de la tristeza.
Si tan solo ustedes hubiesen visto mi fracaso,
si tan solo hubiesen estado ahí…
cuando había tocado fondo,
cuando había aceptado mi desgracia,
solo así lo entenderían…
quizá así me creerían.
Nada de esto es una exageración…
no es un invento,
fue real…
tan real y cruel como la muerte…
sometido a ese atroz tormento…
que no te deja respirar,
que no te deja huir de la incertidumbre.
Si ustedes supieran…
que en aquel infierno resistí,
y que un buen día…sin ninguna explicación,
sin mediar motivo ni razón,
cuando estaba devastado…
cuando más me sentía perdido…
una luz intensa apareció…y me iluminó
y entonces todo cambio.
Una mágica energía me envolvió,
y entonces…
todo ese sufrimiento poco a poco desapareció.
Si tan solo ustedes entendieran…
si supieran que ese milagro maravilloso…fue Dios.
El curó mis heridas…
levantó mi cabeza…
alumbró mi camino…
y renovó mi corazón.
La Gloria es solo de Dios.