Pequeña historia
vivida en el presente
y con sonrisas.
Sentí tus pasos
venir hacia mi lado
por el paseo.
Y nos miramos,
hablamos un momento,
de la familia.
Luego seguimos
andando hacia la barra
y la capilla.
Allí rezamos
un rato a la patrona
y nuestra Virgen.
Qué bello rato,
vivido en ese instante
y que perdura.
Tú me miraste,
me hablaste sin palabras,
y te entendí.
Luego, mis labios,
buscaron a los tuyos
y suspiramos.
Así quedó,
plasmado en la capilla
nuestro cariño.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/21