Se cruzan miradas, se guarda distancia;
son las apariencias de mucha importancia.
Te acercas discreto, me ves de reojo
yo escondo la cara pero en mi sonrojo
arden mis mejillas y brillan mis ojos.
Un simple saludo, cruzar dos palabras;
derribas mi escudo, mis ansias aguardan
como si al desnudo quedara mi alma.
Nadie puede verlo ni acaso hay sospechas,
me quemo por dentro si mi mano estrechas
como dos amigos, con medias sonrisas.
Cuando me despido pienso en tus caricias
en aquel espacio oculto a la vista
que nadie imagina que nuestras visitas
en el mismo piso, en las misma citas,
detienen el curso de la vida misma.
Amores ocultos ¿son una injusticia?
¿amar es delito?
¿quién lo estigmatiza como inaceptable?
¿como falta grave que debe ocultarse?
¿como algo imposible?
¿Por qué es un pecado? ¿Porque no eres libre?
Si tarde he llegado tú no lo pediste.
No es culpa de nadie; acaso el destino
que juega con todos en un desatino.
Levanta la frente, mírame a los ojos.
Que todos lo sepan: que si entre nosotros
existen barreras, las vuelco en escombros.
No quiero esconderme, al mundo me opongo.
Si en nuestros caminos extraños recodos
nos llevan acaso de un lugar a otro
cambiaré mi sino, y será a mi modo,
si tú y yo sabemos…¡que lo sepan todos!