Es cierto cuando dicen
que las palabras se las lleva el viento;
hoy todo lo que decías
se ha empezado a desvanecer,
como el vaho de mi respirar en la mañana fría.
A pesar de los fuertes vientos
y tempestades que me azotaron,
supe cerrar las ventanas
del daño y el olvido.
Fue tan cercana tu llegada,
tan astilloso el camino
por donde paseábamos,
que hoy solo queda dolor.
Quien dijo que el amor no duele,
claro que duele, sí que duele…
Y duele porque no esperabas
que la persona que abría tu alma
con un beso, hoy deje de hacerlo.
Duele porque nadie quiere perder
lo que ama, lo que ensueña,
lo que desea, lo que añora.
Sé que tendré que volar
aun con las alas rotas,
pero me detendré un momento para sanar,
para recordar, para llorar, para sentirme vivo,
aunque muera por dentro.
Me detendré también para ver
sí recuerdas el volar,
y talvez continuar…
bueno, si es cosa del destino,
o para matar la última esperanza,
la esperanza de volar.
—E Yax.