Mis versos son de tus ojos,
tus oídos y tus labios,
mis escritos van al aire
y te buscan muy despacio.
Ya sé que tú te sonríes
y que pìensas que soy raro,
porque el mundo en que yo vivo
es de locos y borrachos,
y en él sueñan cada día
los mendigos y los sabios,
con los niños, inocentes,
y mayores solitarios...
Una música sublime
viene ahora del piano,
transformando los sentidos
y los dedos de la mano.
Y es que siento que te rozo,
que te beso con mis labios,
que persigo tus latidos
y no pienso en que me canso,
son alondras peregrinas
y gorriones muy simpáticos,
concentrados en las letras
y en las rimas que te mando...
Hoy te escribo, sin saberlo,
y no quiero hacerte daño,
son mis letras, \"mariposas\"
escapadas de un armario,
son pequeñas pinceladas
con un toque un tanto mágico,
que no saben de tristezas
ni de lloros y de llantos,
y es que vuelan libremente
por jardines y escenarios
reparando las heridas
de marinos y naufragios...
Yo no tengo más que letras,
y, si acaso, un calendario,
que me dicta las semanas
y los días, paso a paso.
Pero quiero que me entiendas,
que me sientas muy cercano,
que me veas en las letras,
cada día, que te paso.
Y es que el alma se emociona
al saber el intercambio,
de latidos y suspiros,
en el pecho, desbocados...
Y no marcho de tu lado
y me quedo cual mosaico,
ensamblado en tus pestañas
como un simple literato.
Yo te quiero, a mi manera,
te respeto y te resguardo,
evitando las preguntas
y respuestas que me hago,
y es que el alma se emociona,
hasta tiembla, en este estado,
cuando siente el cosquilleo
del amor, fuera de horario...
Rafael Sánchez Ortega ©
10/10/21