Raiza N. Jiménez E.

Reverencias al Amor.-

Siempre se ha hecho un altar para el amor

y se quiere mantener muy pulcro y lindo.

Cierto, se olvidan que, no hay altar sin flor.

Se pone todo el corazón: “en no me rindo”.

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Quieren perfumar el altar y buscan flores.

También, traen sollozos, penas y sonrisas.

El corazón en su ensueño, tiene sus dolores,

atolondrados, buscan las palabras precisas.

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Ingenuos y seducidos dejarán atrás lo esencial.

No hay amor que avance sin los dos amantes.

Y la dama enamorada debe creerse especial.

Él debe saber que no todo son los diamantes.

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La mujer enamorada quiere abrazar su ilusión.

Tarde llega a entender, el amante, sus deseos.

No hacerlo, es clavar en su corazón, un aguijón

y en su sentir, el amor de su amado, es su trofeo.

Ella, en su entrega sufre y necesita su consuelo.

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¡Él amante debe saber qué es: cóncavo y convexo,

porque el amor, lleva implícito, la cuantía del sexo!