A oro está tornando
lo que fue ayer de plata.
Son los años, es el tiempo,
el que nunca en vano pasa.
Años pasados unieron
corazón, cuerpo y alma,
en un adorable idilio
con atmósfera azulada,
llena de amor y dulzura
y en mocedad empapada.
¡Albor, divino tesoro!
que el tiempo merma y mata.
Mas, también al brote raro
torna en rosa anhelada,
y de la parra, sus uvas,
en la más selecta cata.
Hoy, no seremos los de antes
el tiempo sigue, no para,
pero como un gran reserva
ha tomado cuerpo el alma;
envejecido el corazón;
y el amor subiendo al alza;
con una tonalidad de oro
que en tu boca sabe a cava,
burbujas doradas dulces
por las que pierdo la calma,
el sentido y la razón,
embriagado en noche clara,
sorbiéndote poco a poco,
mientras, el tiempo no para
y sigue…, llegando a oro
igual que fuimos plata.
Rafael Huertes
6 de Agosto de 2.021