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**~Novela Corta - La Rosa Marchita - Parte III~**

Y Lluvia continúo pensando en su habitación que qué hará y con quién se casará, antes de que le llegue la menarquía a sus once años, como en predicción siempre les llega a la mayoría de las niñas. Y sin saber que su deseo era converger en un sólo deseo de averiguar qué galán le conviene más Lluvia sólo piensa e imagina. Y comenzó con la descripción de Juan, Juan un niño de apenas diez años, sí, podría convertirse en el galán de Lluvia si es la gran posibilidad, pero, Lluvia lo descarta por algo. Juan a pesar, de ser un niño fuerte a su edad es un niño, porque ella busca paciencia, calor, una vida más madura y por supuesto hace de todo en esa relación yá sabiendo de todo precozmente. Cuando en su afán de dar con el único salvador de su vida, de su pureza y de su casta virtud, se aferró al deseo de converger en el trance de la verdad caer en el delirio delirante de dar con el suburbio autónomo de dar con el secreto gritando a viva voz, que en el delirio efímero se da lo más sustancial de dar con el silencio, pero, tan lleno de viva voz. Y una voz le dice en el oído que el deseo es carne y el amor es pasajero, sólo escoge a Pedro. Y Lluvia pensando en Juan todavía como un único prospecto para casarse sin la debida menarquía y hacerse mujer antes de tiempo. Solamente ella Lluvia quiere solamente ser como el ave poder volar lejos y saber que su esencia perfila algo mejor que todo eso. Cuando en su alma trata de volar lejos y saber que en el desierto está el frío como dentro de su propia alma edificando el frío y el desastre de convertir la razón sin una debida y en un total desenfreno universal. Cuando en su afán de ver el sol y la clara esperanza de dar con los celos una total verdad, de que en el cielo está su amor volando lejos y que ella Lluvia con una red lo atrapará, o como pez nadando en el lago que también lo ha de enamorar para que se case con ella a temprana edad. Cuando la ilusión se torna decepción tan claramente, porque, aunque Lluvia trama toda la osadía en saber que su mundo es desértico como lo más impetuoso de querer realizar todas nupcias con o sin el consentimiento de su madre y quien se supone que le otorga el permiso de casarse. Y Lluvia pensando en el tiempo y en el ocaso vivo se siente como el desafío inerte de dar con la única sospecha en poder sentir en el alma una sola solución a su problema. Cuando en el alma de Lluvia quiso ser más exacta y más precisa, pero, quedó como un problema sin solución el de casarse con Juan, pues, Juan era un niño muy inteligente en las materias, pero, muy tonto para llevar a toda una vida junto a una niña tan hermosa como Lluvia. Y a su lado sería un tormento salir con un chico “nerd”, cuando su presencia se le debe a la obsesión que tiene el chico por los automóviles deseando convertirse en un futuro en un hombre de carreras automovilísticas de un deporte, en el cual, se debe de perpetrar una sola osadía de por el día en que juega con los autos hechos a su propia voluntad para jugar con ellos. Y Juan un “nerd” inteligente se siente como el más chico inteligente de la zona, de la escuela y de esa secuela de amigos con los que pasa el mayor de los ratos, Juan. Si Lluvia se siente como el mismo delirio y tan delirante de creer con el alma en ofrecer la pura verdad de que ella cree en su afán de sentir un tormento frío. Y de creer en el instinto en que se guardó el más puro e inocente de los amores, era el de Lluvia en su propio corazón. Cuando en su afán de creer en el amor puro e inocente se siente como tan suave y delicado el pensar en su delirio fastuoso, pero, funesto de dar con la reyerta en su mismo corazón. Cuando, de repente, se vió inalterada la forma de atraer el mismo silencio en poder creer en el desierto transparente de su propio proceder, en cuanto, en el altercado de su propio mundo hacia el mismo instante en que Lluvia se siente como el mismo desenredo de creer en el alma curada de espantos. Y Lluvia creó un mapa trascendental de dar con el galán de sus sueños, cuando con la vida creó un mapa y era poder escoger al amor de su vida así con el instinto y con su forma de ser y como sus puros sentimientos y como el físico de cada galán. Cuando en el instinto se vió frío como el mismo desenlace de dar con la alborada llena de un sol como en el imperio sosegado de ofrecer con el alma una pura verdad. Si como en una sincera solución se identificó el mismo combate de creer en el alma de Lluvia y en su mundo lleno de verdad de que su instinto vá más allá de dar con el silencio una sola verdad de creer en el mismo mapa en que Lluvia escoge al amor de su vida, pero, aleatoriamente. Si Lluvia comete el peor de los casos, cuando en su afán de creer en el alma a ciegas, pues, su rumbo quedó maltrecho y tan desolado de dar con el alma una pura verdad. Cuando en el alma quedó tan devastada cuando supo que su afán de dar con el alma a ciegas desafiando el mismo instinto de escoger al hombre con que se casará aleatoriamente. Cuando en su afán de querer en su alma quedó maltrecha y devastada de iras insolventes cuando en su momento se vió inalterado el desenfreno de dar con la mala situación de creer en el momento más impulsado de un todo sin la nada del olvido cuando su vida hechizó un instante de dar con su alma a un sólo amor. Y Juan no era el predilecto, ni el galán ni su inteligencia como “nerd”, ni en su momento de dar con el hechizo de una nueva aventura de creer la misma situación en su propia alma de saber que su mundo se le viene abajo. Cuando en el ocaso y la vida se le viene abajo en el alma la misma mala situación de querer amarrar el deleite en saber del frío conmisero desafío de creer en el alma por escoger a su amor en su propia imaginación. Y descarta Lluvia a Juan de sus más prominentes galanes en saber de la desventura en saber de su más constante e insistente amor en casarse de blanco como se viste la luna de nácar blanco en la noche de luna llena. Y sintiendo la noche fría en su piel se viste como la luna pensando e imaginando su cometido sin bruces caídas de desesperaciones inconclusas de temor y de pavor incierto cuando en su afán de creer en el alma se ofreció su forma de dar con la única salvación y en un sólo destino. Cuando en su delirio nefasto de creer en el alma con un desierto mágico de solventar la magia universal de dar con el silencio autónomo de dar con la única sensación. Y en saber que el momento se fue como la misma sensación de creer en aquel mapa que hizo su imaginación. Cuando en el altercado se aferró al desierto efímero de dar con el alma una sola verdad cuando Lluvia quedó como el mismo desastre de creer en el trance de la verdad, pero, se aferró a su imaginación inocua, pero, muy trascendental hacia la misma inteligencia de su mundo. Cuando, al fin y al cabo, se marcó una ira insolvente de dar con el silencio avanzando la forma de dar con la cruda realidad de que no podía ni se concretaba en realidad su enlace matrimonial. Y Lluvia descendiendo de su forma más atrayente de dar con la verdad, pero, se edificó su forma de pensar y de imaginar lo que conllevó una dulce atracción de creer en su alma desatando la misma fuerza de ver la tormenta fría. Y Juan sin saber de sus sentimientos cuando Lluvia planeaba casarse, tal vez, con él, y Juan sin saber nada, aunque ella al parecer le insinúa algo insistentemente que Juan hace llegar el rumor a su madre. Y, ella, Lluvia imaginando la seriedad de atreverse a amarrar el deseo a su juventud, a su alma y a su sentir después de haber estudiado y analizado a las niñas orientales, las cuales, se casan a tan temprana edad. Si en su instinto de niña se vió trascendental, fría y tan gélida como el haber sido consumado su parecer en la memoria adyacente de penurias y de inconcientes sombras y de penumbras porque en el alma se cosechó lo que más dejó en el alma sin la luz que emana de esa misma pureza y del color blanco del nácar virginal de la luna. Si  en su afán de creer en el combate de dar con la pureza innata de la esencia de Lluvia se vió inalterada de espantos nocturnos cuando en el convite de dar con la única solución se vió automatizando la espera y tan inesperada de dar con el silencio marcando el ritmo de su propio corazón por una tal manera en que su alma no se devastó de tiempo y de oscuros desconciertos.  



Continuará………………………………………………………………………………………..