Dame un abrazo
y déjame que duerma
en tu regazo.
Te necesito.
Preciso que mis ojos
sean calmados.
Y es que la lluvia
los cierra y los fatiga,
sale del alma.
Quiero ese abrazo,
que pido y que suplico
en esta tarde.
Debo dormir,
mi nave está sin velas
y a barlovento.
Es el gran viaje
que surco con la proa
ya muy dañada.
Dame tu abrazo
y dame tu sonrisa,
hoy las mendigo.
Y si me apuras,
también, mañana y siempre,
quiero tu abrazo.
Eres mi vida
y estás en mis latidos,
porque te amo.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/21