Se vienen llenando, mis sueños de brumas,
de nubes oscuras, de cardos y cierzos;
con mantos de niebla, con gotas de lluvia,
que traen el frío que cala los huesos.
Igual que gaviotas, que tristes ambulan,
caminan con pena mis pálidos versos;
con rimas cansadas dormidas y mustias,
que añoran de antaño preciosos momentos.
Escucho en silencio campanas dolientes,
con esos tañidos que suelen llevar
recuerdos sublimes, que siempre estremecen
lo mismo que vientos de gran vendaval;
que arañan del alma las fibras que duelen
pensando en el tiempo que no volverá.
Autor: Aníbal Rodríguez.