Solo un idiota sin más
EL RELOJ MARCABA EL AMANECER
El reloj marcaba el amanecer, la oscuridad a punto de desfallecer.
Las ideas alzaban vuelo, y al parpadeo de sus largas pestañas: mis pensamientos creando deseos.
El sésamo abierto, palacio universal que eran y son sus ojos bellos. Me invitaban al suspense y en ese instante la vería otra vez despertar; así sin más.
Otros días y otras noches acaecerían y al tictac de mi reloj yo la esperaría: contemplando su radiante faz en los brazos del sueño, infinitas veces más.