Nosotros entonces, los de siempre, ¿dónde dejamos los sueños?
¿Dónde quedó la voz profética que anticipa conquistas?
Riquezas sin límites en el tesoro de los ideales
En la lucha por justicias, por igualdades y derechos
Nos han llenado los días de oraciones y dogmas
Imágenes de multitudes doblegadas, implorando compasiones
Aplastadas por un dedo que presiona la tecla
Del poder en monedas, prescindiendo del hombre
¿Dónde dejamos los pies que abrieron los surcos?
Las manos que empuñan el arado para fecundar la tierra
El pensamiento vigoroso que alcanza proezas
La voz inquebrantable que conquistaba el tiempo
Quiero palpitar de nuevo bajo el sauce, junto al río
Luchar por la tierra elegida y no la prometida
Quiero surgir de la palabra como fuego arrasador
Latir indomable como el viento
Con mi garganta profanando doctrinas y evangelios
Hasta escribir una nueva historia de libertades
De hombres que vencen y no vencidos
Quiero tomar la mano del hermano para ofrecer el relevo
Del tiempo solidario que unifica los pueblos
Que funda familias en el vientre de esta tierra
La de todos, la del pueblo, la de la libertad y el alimento
Nos han llenado las venas de aguas saladas
Que cambiaremos por sangre
La del fuego incesante y trabajo tenaz
La del sol brillante que abraza y fecunda
Volveremos al camino de la riqueza sin límites
Que se amasa en el pecho de la mujer y no de la esclava
Que se apisona con manos de hombre y guerrero
Y no de siervos medrosos ante el águila o el crucifijo
Nosotros entonces, los de siempre, ya no seremos los mismos