Las hijas pueden ser
tu tesoro más preciado,
un regalo Divino
que tú no habías soñado;
son más tiernas. . . al nacer,
te sonríen por doquier
. . . ¡lo impensado!,
te acarician al llegar
y te hacen olvidar
. . . que estás cansado.
Las hijas tienen en sus manos
calor angelical,
y tienen sus palabras
un efecto especial;
te reconfortan el vivir,
te disminuyen el sufrir,
y un día, al darte un nieto,
. . . darán luz al porvenir,
y cuando te quedes sin fuerzas
¡serán tu apoyo. . . hasta morir!
xE.C.