Mi amor primero fue de brisa y luna,
fue un amor con sabor a caramelo
que se quedó a vivir entre su pelo
velando sus ojitos de aceituna.
Luego llegó de forma inoportuna
un amor ideal, de alas en celo,
un amor de arrebato, sin consuelo,
que duró lo que el sol de mi fortuna.
Y al final de un estío sofocante,
cuando el trigo se había madurado,
llegaste tú con lluvia en el semblante.
Para apagar mi fuego enamorado
te fuiste con el viento de levante
para regresar junto a tu pasado.
Quedé desconsolado
con un amor pasado nuevamente
pero con mi poesía doliente.
Claudio Batisti