Me contagias tu lujuria, tan frecuente
y amanezco con las ganas de tenerte,
que recorras mi cuerpo con tus labios, con tus besos, con tus dedos,
y castigues a mi deseo incontrolable,
suplicando por ser tuya totalmente,
que mis jugos corporales sean la fuente,
que calmen esa sed tuya, insaciable,
que me pintes con tus letras,
para ello necesitas, con tus manos, esculpirme,
cada parte de mi cuerpo abrasada
por el fuego del deseo,
que me bañen tus efluvios,
y tu fuente de pasión se quede seca al poseerme
abrazados y abrasados ir bailando
un bolero interminable,
donde Eros disfrute el homenaje,
un encuentro libidinoso, que no acabe,
eso es lo que provoca tu lujuria,
mi deseo incontrolable.