Las cosas que me pierdo,
obedeciendo lo que es:
la suavidad de las telas,
la suavidad de la piel,
los calores en invierno,
por no haber sido mujer.
El compañerismo a ultranza,
el erguirse en fuerte contra \"él\",
el compartir los secretos
sobre la fiel y yo infiel;
el revoloteo de faldas,
por no haber sido mujer.
El poder sentir la vida
dentro de una crecer
¡Otra que armas ni coches!
eso sí que es el Poder:
crear vida, no sesgarla,
es lo difícil de hacer.
Sin un pizca de envidia
de Einstein o de Gardel,
Marie Curie y otras muchas
hicieron igual papel.
Y los hombres somos esclavos
de las chicas del burdel.
La dulzura, la tibieza,
el mirarse y comprender,
dar contención con los brazos
y con los senos, de comer,
y con todo y más abajo
el infinito placer.
¿Qué podemos los varones,
más que ser buenos hacer?
Agradecer (que) el Amor (sea) ciego
e intentarlas merecer;
suplicar que no despierten
de su sueño de papel.
La comodidad de las faldas,
la real belleza poseer,
la inteligencia intuitiva,
y el verdadero poder.
¡Las cosas que me pierdo
por no haber sido mujer!