Me gusta esa mujer por su mirada,
por un escote cálida promesa,
por sus modales bajo de la mesa
y ese pecar sin presumir de nada.
Me gusta su cadera torneada,
sus muslos despejados de maleza
y sus pechos orondos de belleza,
mi mano los explora afortunada.
Me gustan su cintura y su cabello,
sus ojos, de soñado amanecer,
sus orejas, sus labios y su cuello.
Su lujuria, sus besos, su querer,
su asombro, su estallido, su destello,
y su piel subyugante de mujer.
Claudio Batisti